lunes, 15 de abril de 2013

A veces te dan toques cuando ya no te los esperas.
Los esperastes, sí, pero ya no.

Y cuando te lo dan, resulta que ya no te interesa que te den esa atención. Ahí está, la explicación de muchas cosas, pero ya no me vale. Ya no la quiero ni quiero mirar hacia atrás.

Supongo que el abismo es ahora insalvable. Y me alegro. Cada uno se toma su tiempo en avanzar, y de repente estás en otra ciudad, en otra escena, en otro mundo. El toque que hubiese ayudado en el viaje entre escenario y escenario ya no me sirve, ya me fui y esa obra ya se terminó.

Y no pienso dejar que nadie me fastidie mi nuevo mundo. Todos tenemos nuestras oportunidades, pero no son infinitas, y las tuyas se acabaron.


Ahora mi niñita interior se vería más o menos así, excepto por el pelo:









No hay comentarios:

Publicar un comentario